La saragata

24 JUL

«Auster, que estás en los cielos»

Por José Luis Ramos Rebollo
«Auster, que estás en los cielos»

«Soy Paul Auster».

 

En septiembre de 2001, me senté junto a un joven profesor malagueño que no paraba de sonreír en el primer día de un curso universitario de sueco. Con el tiempo, supe de dónde era, a qué se dedicaba y por qué estudiaba aquel idioma. Pasaron los meses. Una tarde quedé con él junto al monigote. Se retrasaba, así que me senté a leer a Ralf König en uno de los bancos de piedra que rodean la plaza Cervantes. Cuando llegó, iba acompañado de «La trilogía de Nueva York».

 

«Auster se mostró algo reticente, pero al fin reconoció que estaba trabajando en un libro de artículos. El que estaba escribiendo en aquel momento versaba sobre ‘Don Quijote’».

 

A lo largo de los años, intercambiamos más recomendaciones literarias, como si fuéramos dos clientes de Brightman’s Attic; compartimos paseos como Williams Wilson y Daniel Quinn por Nueva York o Nathan y Tom por las carreteras de Estados Unidos; y anotamos fracasos precoces en un cuaderno rojo. Años después, la lectura de un pasaje de una novela de Paul Auster en la que se describía un apagón en el metro de Nueva York me pilló de vuelta a casa en el metro de Madrid. Unos segundos después, el suburbano madrileño se fue a negro.

 

«Mucho más tarde, cuando pudo pensar en las cosas que le sucedieron, llegaría a la conclusión de que nada era real excepto el azar».

 

Y a ti, ¿quién te presentó a Paul Auster?

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