GUILLÉN DE CASTRO
Las primeras hazañas de Rodrigo Díaz, el trágico amor de doña Jimena y otros muchos episodios del romancero corrieron de boca en boca durante todo el Siglo de Oro y cobraron nueva vida sobre los tablados de la comedia nueva. Con sus Mocedades, Guillén de Castro encumbró al Cid en el exigente elenco de personajes emblemáticos del teatro clásico, con una combinación tan sugestiva de historia y de leyenda, que su ejemplo agradó y cundió entre otras literaturas. Stefano Arata no se limita a afrontar con parejo rigor todas las dificultades del texto (la génesis y evolución del tema cidiano, la relación con las fuentes, el simbolismo de ciertas escenas, el cotejo de los testimonios antiguos, manuscritos o impresos...), sino que también recoge todos los romances coetáneos en los que se inspiró el autor de esta pieza.