Sobre una pintura de Marina Núñez (Sin título, perteneciente a la Serie «Monstruas», 1997-98)
Aclamé los denodados pasos que se ocultan en laderas.
Amamanté «Rómulos» para no perder la modestia.
He olvidado existir como tarea fácil, mientras
el orbe se iba oscureciendo más conmigo, creciente, hacia mí.
Espérame cuando vuelva, aclamada postura de la fecundidad.
Espérame también, si viene otra porque
quizás para entonces, ya me habré procurado un final sin dolor.
Estoy en una estación apócrifa, narrando los puentes que amé
y que el pasado exilió a irrepatriables regiones.
íntegramente concebida como
ESPACIO OCUPADO Y CONJUNTO VACÍO;
y te miro, sorprendida, consciente de tal incoherencia.
Conformo la pequeña partícula en la carcoma nacida
entre uno de mis estantes y uno de mis libros.
Mirada-cánula devuelves a mis grandes ojos,
sustentados por estas piernas-guerrilla.
Son grandes y despiertos, aunque
sólo sean capaces de percibir ecuménico negro.