La saragata

22 MAY

La oscura raíz del grito

Per José Luis Ramos Rebollo
La oscura raíz del grito

«Yo quiero vivir después de Chernóbil, y no morir después de Chernóbil».

 

Svetlana Alexiévich entrevistó durante «casi veinte años» a bomberos, viudas, psicólogos, soldados, académicas, cazadores, profesores universitarios, residentes, esposas, científicas, operadores de cine, padres, médicos, vecinas, maestros, madres, periodistas, hijas, liquidadores, lavanderas, investigadoras, evacuados, profesoras de teatro, diputados, bibliotecarias, ingenieras agrícolas, pediatras, radiólogos, comadronas, hidrometeorólogos, políticos, físicos, ingenieros químicos, historiadores, fotógrafos, niños y agricultores.

 

«Entre la gente que trabajaba en la central de Chernóbil había mucho campesino. Por la mañana trabajaba en el reactor y por la tarde, en su huerta, o en la de los padres, en la aldea vecina, donde las patatas todavía se plantan con la pala, y el estiércol se esparce con la horca».

 

Mediante la prolija acumulación de testimonios, Alexiévich consigue abrumar con la sencilla vida cotidiana de bielorrusos, ucranianos y rusos. El abandono de las huertas en las que seguían creciendo pepinos o tomates; las prolongadas estancias en los hospitales de héroes que supuraban o niños deformes que pedían a sus padres «¡Mamita, no puedo más! ¡Es mejor que me mates!»; o la caza de gatos, perros y caballos que se habían quedado en las calles de las ciudades evacuadas.

 

«A los cerdos no los matábamos».

 

«¿Y quién dirigía la central atómica? Entre los directivos no había ni un físico nuclear. Había ingenieros de energía, de turbinas, comisarios políticos, pero ni un especialista. Ni un físico».

 

¿Cómo luchar contra un enemigo invisible? Algunos de los soldados enviados a limpiar el reactor con una pala recordaban que, a diferencia del regreso de una guerra, el retorno a sus casas después de Chernóbil no aseguraba seguir con vida. «Aquí fue donde nació el aforismo: contra el átomo, la pala».

 

«El 26 de abril de 1986, a la 1 h 23’ 58’’, una serie de explosiones destruyeron el reactor y edificio del cuarto bloque energético de la Central Eléctrica Atómica (CEA) de Chernóbil, situada cerca de la frontera bielorrusa».

 

Este libro, afirma Alexiévich, no trata de qué sucedió en la central nuclear sino de las personas que siguieron viviendo después de la primavera de 1986, como las plantas que aún continúan brotando.

 

«Mi poeta preferido es García Lorca […] Lo he leído todo de él: “La oscura raíz del grito”», dice Borís Shkirmankov, de dieciséis años.

 

«El ajenjo en ucraniano se llama “Chernóbil”».

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