La saragata

20 OCT

La NO exactamente reseña de «La Señora Potter no es exactamente Santa Claus»

Per Oriol @Feel the Brain
La NO exactamente reseña de «La Señora Potter no es exactamente Santa Claus»

¿Una reseña en octubre de un libro donde siempre hace frío? ¿Una reseña en 2024 de un libro que no es novedad y que se editó en 2021? Oh, por supuesto. Porque no es exactamente una reseña sobre un libro donde siempre hace frío, sobre un libro que no es novedad y que fue editado en 2021.

 

Después de darnos la «bienvenida a Welcome», libro que aún no he leído, Laura Fernández nos da la bienvenida a la siempre desapacible Kimberly Clark Weymouth y sus siempre ¿absurdos? ¿tiernos? ¿inseguros? ¿incoherentes? habitantes y, oh sí, sus otros personajes (¡MUCHOS! CON TRES NOMBRES Y VARIOS APODOS PARA CADA UNO): Louise Cassidy Feldman, Billy Bane Peltzer, Francis Violet McKisco, los ruperts, los bills, y hasta un elefante enano, entre muchísimos otros.

 

Una vez allí, como lectores, vamos a tener que hacer mucho trabajo. Muchísimo. Casi más del que estuvo haciendo la autora durante cinco años para escribir este libro lleno de lo que parecen inconexiones, incoherencias, absurdidades, tonterías, manías y locuras.

 

Tendremos que construir (y no del modo que acostumbramos a hacerlo con otras obras) en nuestra cabeza cómo es cada personaje, cómo es Kimberly Clark Weymouth, cómo acaba la obra «La Señora Potter no es exactamente Santa Claus» de Louse Cassidy Feldman y, oh, por supuesto, tendremos que esforzarnos para superar el reto mental que Laura Fernández nos plantea: «encuentra una conexión entre todo, acuérdate de todos los personajes y lugares y halla lo que quiero decirte», un ejercicio de «cross-fit» mental ya que Laura Fernández deliberadamente nos deja todos esos grados de libertad. Porque, al menos a mí, me ha agotado su lectura hasta el momento en que he decidido parar de intentar retener todos los detalles y dejarme llevar. Y aquí es donde aparece la magia porqué, ¿sabéis?, en este libro nos tenemos que dejar llevar.

 

Durante casi los dos primeros tercios del libro se nos presenta un escenario, unos personajes y unos problemas que van desde caóticos hasta traumáticos. Como tirar un montón de palos mikado encima de una mesa: sin orden aparente, con una absurdidad e inconexión también aparente. Pero ¡oh!, en el último tercio vemos como los palos se empiezan a recoger, a ordenar, a clasificar y, aparece ante nosotros, de un modo diáfano, lo que ya hemos estado intuyendo: que la realidad hay que afrontarla, que huir es peor, que hay que darle importancia a las personas que nos rodean, que solemos hacer cosas sin sentido sin saber por qué y, oh, (CLARO QUE SÍ) que con absurdidad podemos enmascarar todas las cosas serias, sí muy serias, de la vida.

 

Recomendaría este libro con recato, creo que no le gustaría a todo el mundo. Pero agradezco a la irreductible que me recomendase leer a Fernández. Tan ¿solo? he tardado del 5 de diciembre de 2023 al 17 de mayo de 2024 en terminarla, con un riesgo constante de sobrecalentamiento mental, pero ha valido la pena, ¡oh! ciertamente ha valido la pena pasar cinco meses en compañía de los personajes de la ya, quizás, no tan desapacible Kimberly Clark Weymouth.

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