La saragata

23 OCT

En un mar de muerte

Per Núria Pujol Tamarit
En un mar de muerte

«Este momento muere y lo sigue

otro que muere también.

Voy de un momento al siguiente»

W. Kotzwinkle

 

 

Dice Joan Didion en «El año del pensamiento mágico» que desde niña le habían enseñado que «cada vez que surgían problemas, había que leer, aprender, resolver los interrogantes y acudir a la literatura». A eso acudimos a veces a la literatura, a buscar respuestas, a explorar posibilidades, a transitar caminos que otros han recorrido antes.

 

Llego a «Mortal y rosa» a través de una recomendación de libros sobre duelo, sale en todas las quinielas, y me encuentro una narración inclasificable, a caballo entre el ensayo, lo lírico y el diario, unos calificativos en los que en ninguno cuadra y casa en todos.  El propio Francisco Umbral afirmaba que hizo «un poco el poema en prosa de unos graves meses de mi vida, o la novela de un mal novelista».

 

Umbral empieza a través de un recorrido minucioso por el cuerpo, de los ojos, del cabello, de sus vivencias, «hay que partir del cuerpo, más que del alma, para reflexionar, aconsejaba Nietzsche» y a partir de ese recorrido y a través de su propia escritura va construyendo el texto. Parece una novela que va construyendo sobre la marcha, como un ejercicio exploratorio, como si él mismo buscara las respuestas. Dice Piedad Bonett en su propio libro sobre el duelo que «buscar respuestas es solo un modo de hacerse preguntas, de negociar con las preguntas, de saber cuántas preguntas caben en una obsesión».

 

A través del cuerpo, el cuerpo vivo, que toca, que siente, que huele, que tiene sexo, Umbral nos envuelve en un flujo de conciencia en el que en todo momento planea la figura del hijo, la muerte del hijo «la fiebre y el horror. Cómo se puede vivir en el horror. Se puede. La muerte en torno, la fiebre ondeando». El libro gira y gira con temas, autorreflexiones y referencias al acto de escribir (o de escribirse) y en el centro de cada giro el duelo por el hijo muerto.

 

El libro, extrañamente, acompaña; es un libro grave, lleno de referencias y elevado en el tono y en la forma, lírico e íntimo. El tipo de libro al que acudimos cuando surgen problemas, como diría Didion.

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