DERRIDA, J.
Quien lea el título de este libro puede imaginarse que se abordan aquí, al menos, cuatro cuestiones distintas. En primer lugar, podría tratarse de un ensayo acerca de lo verdaderamente pictórico, en el sentido de lo esencial, lo central o lo específico, por oposición a lo secundario, lo marginal o lo accesorio. Y es de alguna manera la cuestión que Derrida encara en el primer ensayo de este volumen: eso que Kant llamaba el parergon (marco u ornato) ¿pertenece o no a la obra?, ¿es una parte esencial o suplemento adventicio? En segundo lugar, este libro podría abocarse al problema de las pinturas verdaderas y falsas, el de la autenticidad, digamos, y el de ese trazo singular del autor tan buscado por los especialistas. Relación de la obra con una firma o un yo que Derrida cuestiona en su segundo ensayo a propósito de una colección de dibujos de Valerio Adami. En tercer lugar, el lector de este título podría suponer que se trata de preguntarse aquí cuándo una pintura es verdadera, es decir, cuándo se adecua pe